sábado, 25 de junio de 2011

CAYENDO... PERO EN EL FONDO AÚN CREYENDO...

Hace unos días me da vuelta en la cabeza algo que quiero contar, pero no a mis amigas, porque se aburren y me ponen caras de "basta con ese flaco, piba sos la más boluda" y yo así me siento. 
Sebastián no es un colgado, es un mentiroso!!! Armó un perfecto personaje que le hizo creer a todo su entorno, incluyendo a sus amigos. Se hace el que se olvida de la gente, el que no ve el celular, ni quien lo llamó, ni quien le escribió y de esa manera logra que la gente lo banque y maneja sus relaciones  a su antojo. Te hace creer que cuando se encuentra uno con él es porque uno le insistió, y no es así, es cuando él tiene ganas. No tengo ninguna prueba para decir lo que estoy diciendo, solo una intuición porque no me entra en la cabeza que alguien se "olvide" tanto de la gente que tiene alrededor, que se olvide de sus compromisos asumidos, etc...(esta semana nos ibamos a ver, quedamos en eso hace 2 semanas antes de que él partiera de vacaciones, yo no lo vi, ustedes?).
Creo que detrás de ese personaje se debe esconder una persona muy solitaria que le gusta manejar su vida a su antojo, y no está mal. El tema es que no me cabe la manera que tiene de hacerlo. Yo supongo que cuando se da cuenta que ya está en falta con alguien, deja pasar aún más tiempo antes de contactar para no tirar abajo semejante personaje...
Igual, es solo una idea... y también considero la posibilidad de que haya estado ocupado y que en alguno de estos días volverá a aparecer... me debe unos mates y unas cuantas explicaciones...
Levantemos apuestas: para mi va a aparecer en aproximadamente 2 meses...jajaja

viernes, 17 de junio de 2011

EL AMANTE PERFECTO (PARTE 1)

Adelanto que esta puede ser una de las historias más difíciles de contar, por su vigencia, por lo que representa, por lo que lo quise, por cómo es, por cómo lo extraño, por cómo me enganche, por cómo me dejó, por cómo volvió, por todo. Y a la vez esta historia que lleva casi 4 años, sigue hoy. Por todo lo que hay que contar la dividí en dos partes o tal vez tenga que hacer una tercera.
Sufriendo andaba yo por Roberto cuando el 22 de agosto de 2007 en medio de este boliche al que íbamos siempre se me sienta al lado mío un chico que dice conocerme de algún trabajo que yo tuve. Poca bola le dí. Luego de algunas palabras cordiales se sienta uno de sus amigos. Eran tres. Hablamos algo y lo veo pasar y hablar con quien estaba intentando sacarme tema de conversación. Martín pasó, me miró, se rió, me acarició el pelo y se fue (me hubiera gustado acariciarle el pelo también en ese momento, bueno, después tuve oportunidad de hacerlo cuantas veces quisiera). A lo diva le dije al que estaba intentando hablar conmigo: “mirá, el único que me gustó de los 3, fue el único que no se sentó a hablar conmigo”, me dijo: “quédate acá que te lo voy a buscar”.
22 añitos tenía Martín en ese momento, yo 26. Precioso, unos rulos increíbles (me encantan los rulientos), flaquito, gracioso y bueno, por sobre todas las cosas eso: un pibe que destila bondad por donde lo mirés.
Esa noche me contó que era profesor de música, que tocaba en una banda, que después me di cuenta que era conocida en la ciudad. Muy tierno. Nos dimos un par de besos y en un momento se pone a contestar un mensaje de texto. Mi pregunta fue si le estaba escribiendo a su novia. “Sí” me dijo. Poco me importó, yo estaba en una etapa en la que quería concretar esto de tener libertades y mi experiencia amorosa con Roberto había sido tan mala que no tenía ganas de engancharme con ninguna historia más. Le conteste: “A mí tu novia me importa un carajo, pero vos… sos un hijo de puta” y le encaje un beso.
Hacía un año que estaba de novio. Mientras eso duró tuvimos una historia muy linda. Sin compromisos ni ataduras pero casi con desesperación nos veíamos 2 o 3 veces por semana. Nos matábamos, y nos queríamos, armamos un vínculo muy agradable, nos divertíamos y por sobre todas las cosas nos conectábamos.
Una de esas noches me pasó algo que aún hoy me hiela la sangre: estábamos durmiendo y yo soñaba que el papá de él tenía un accidente de tránsito y fallecía. Medio que me desperté y lo miraba pensando en lo que estaba sufriendo y cuánto quería abrazarlo. Hasta que desperté totalmente y me di cuenta que no había pasado nada, era un sueño feo. Pero al día siguiente él me cuenta que uno de sus hermanos (del cual nunca me dijo el nombre) había fallecido hacía un tiempo no muy largo de la misma manera en que yo lo soñé. Nunca le conté de mi sueño, me parece que no da. Pensé que podía averiguar en Internet y se me ocurrió de una un posible nombre: Fernando. Era ese… Creer o reventar…
Teníamos tanta piel que logré liberarme, mi experiencia sexual se limitaba a muy pocos hombres y no mucho ingenio. Creo que él era chico y eso hacía que yo me sintiera segura. Ese si era el mejor sexo que tuve en mi vida, y hoy lo sigue siendo. Creo también que esta sensación fue alimentada por esa conexión que teníamos, o tenemos…
Ser la segunda no era lo que me importaba, al contrario, en algún momento llegué a disfrutar esto de que él dejara a su novia de lado para verme a mí. Moría por estar conmigo y yo por estar con él. Pero así estaba bien, sin compromisos.
Desconozco las razones y si fue ella o fue él pero dos meses más tarde se pelea con su novia y lo nuestro nunca más volvió a ser igual. No sé bien que pasó: puedo pensar que el hecho de que él estuviera soltero hizo que yo proyectara en él, en una historia con él. Empecé a querer más de la relación y a la vez a tener más miedos. A perderlo, a que hiciera conmigo lo mismo que con su ex, a no sé qué…
Lo sentí alejado, nos veíamos cada vez menos y un día lo dejé. Le dije que yo estaba enganchada con él y quería más de la relación y que me daba cuenta que a él no le interesaba. Hoy no creo que haya sido tan así. Pero así lo ví en ese momento. Prefería no verlo más. Nada me discutió, simplemente se fue. Igualmente no nos duró mucho…
Claramente va a haber una tercera parte de esta historia… CONTINUARÁ…

A continuación: “EL AMANTE PERFECTO (PARTE 2)”

sábado, 4 de junio de 2011

EL CHICO DE LA GORRA Y EL RAP

Bueno, basta de cosas coyunturales... acá va la primera historia. Lo pensé mucho, por el miedo de publicar cosas que si bien son mías también son de otras personas. Pero si sigo contando lo de ahora me deprimo.


Este chico que movilizó todo en mí en un momento de mi vida lo llamaremos Roberto. Comenzaba el año 2007 y yo recién terminaba mi relación con mi ex, luego de muchas idas y venidas, en febrero tomé esa decisión de la cual jamás me arrepentí. Perdón Juan, es así, una de las pocas cosas que no me he replanteado en mi vida fue haberlo dejado. Acá arranca lo que fueron mis años de desacatada, hoy en decadencia…
A Roberto lo conozco un par de meses antes, cuando ingreso a trabajar en donde él ya trabajaba. De entrada me pareció un pesado, bastante ridículo y llamativo. Gorrita blanca siempre en la cabeza, músico, cantante específicamente de rap. Debo reconocer que en su momento me parecía que lo hacía muy bien. Locutor, mentiroso y fanfarrón.
Toda la gente del trabajo quería engancharme con él una vez que se enteraron que estaba soltera. Claro, fue él quien empezó preguntando por mí. Con el paso de los días y la soledad a nivel sexual ya acumulada hasta entonces (1 mes habrá sido, 2 como mucho) empecé a mirarlo y a valorarlo. Era simpático y lindo. Y parecía estar muerto por mi. Yo quería pasar un buen momento, una amiga me había dicho al pelearme con Juan algo que en ese momento me pareció genial: “ahora Paola… salí a cogerte al mundo”. Y esa era mi idea con Roberto.
Todo comenzó en un boliche que promocionaba el lugar donde trabajábamos, todos estábamos ahí los sábados. Cerveza va, cerveza viene, música, risas y besos. Por primera vez en mucho tiempo, y vuelvo a pedir perdón a Juan, un hombre me miraba, me prestaba atención, me cuidaba. Esa noche (ya de día) me acompañó hasta la puerta de mi casa… todo muy naif. Me enamoré. Me obsesioné creo.
En esos días ir a trabajar era lo mejor que me podía pasar en el día. Me arreglaba como nunca y no veía la hora de llegar y verlo. Siempre tuve la fantasía de hacerlo en la cocina, en el baño o cualquier oficina con él. Nunca se dio finalmente.
Habrán pasado 2 meses. Salimos, fui a ver un recital suyo, compartíamos la merienda todos los días en el trabajo. Pasamos un fin de semana entero juntos, y claro, yo estaba fascinada, además de todo esto que cuento, era la segunda p… que conocía en mi vida. Y hasta entonces el mejor sexo que había tenido!! Cosa importante. Muy importante.
Hasta que un día y de repente, empieza a esquivarme. Roberto tenía problemitas serios de abstinencia (imaginen de qué) y episodios de crisis bastante seguidos. Yo lo sabía y supuse que se iba a refugiar en mi. No. Todo lo contrario, se alejó. Me mentía acerca de por qué no nos podíamos ver, ya no pasaba a saludarme por mi oficina, etc.
Cuando pude hablar con él me explicó un par de cosas que le estaban sucediendo y me dijo algo que en su momento odie profundamente pero luego de unos años compartí con él: “vos me vas a terminar teniendo lástima”.
Caí en profunda depresión, no paraba de llorar, y lo que durante esos meses me era genial, ir a trabajar, ahora era lo peor. Lloraba sola en los lugares en donde fantaseaba tener sexo con él y en todos lados en realidad. Quería ayudarlo y sentía impotencia porque él no me permitía ni siquiera acercarme. Durante los siguientes meses, y hasta un nuevo reencuentro que tuvimos en agosto, momento en el cual mi cabeza y mi corazón hicieron “click”, la pase mal. Porque yo le seguía gustando pero él no podía con su vida. Me sentía la peor de todas, la más boluda. Era la pelotuda que quiso hacerse la viva y terminó sufriendo. Extrañé un par de minutos la estabilidad con Juan. Pero luego de un crudísimo invierno, pasé la prueba del primero después del último.
Hasta diciembre del año pasado trabajamos juntos. Hoy le tengo un aprecio especial. Tuve mil oportunidades de hablar con él. Reírnos a carcajadas de lo que pasamos juntos, y hasta de consolarlo (sí, lloró) cuando su novia lo había dejado.

A continuación: “EL AMANTE PERFECTO (PARTE 1)”

jueves, 2 de junio de 2011

SIGO CREYENDO… QUE ESTÚPIDA SOY

El anterior “nada” sigue siendo “casi nada”. Viernes, fin de la semana laboral decidí ir al super, comprarme algo rico para comer (sola) y como no, unas cervezas para tener, estaban de oferta. Resultado: me tome 1 litro y medio (sola) y me emborraché (sola). Y borracha uno se olvida o baja los niveles de enojo y empieza a cuestionarse algunas cosas, en este caso fue que no podía ser que Sebastián no me contestara nada de nada, que al menos un enojo tiene que habérsele cruzado, que algo le tuvo que haber pasado. Me ganó su no respuesta, quise saber (siempre, solo que borracha me anime a preguntarle) qué le paso con ese mensaje en el que le decía que no lo quería ver más. Lo pensé, lo re pensé, lo consulte tal vez no con la persona más indicada y le mande un mensaje que decía: “sos malo, más orgulloso que yo o realmente estas podrido de mi?”…
Me fui a dormir, me levante el sábado, me puse a estudiar y el señor no había contestado. Llegué a pensar que no me iba a contestar y que con eso me estaba diciendo que lo acertado era que yo pensara en la última inferencia del mensaje. Contestó a las 5 de la tarde: “Como andas? (como andas????!!!!!, como voy a andar!!! Mal!!!!!!!!) Me mandaste a la mierda… que querías que hiciera?” (de TODO!!!!) En fin… respiré profundo y le respondí que no había querido mandarlo a la mierda, que si le interesaba podíamos juntarnos y hablarlo, pero que si no, no perdiéramos el tiempo (recuerden esta ultima parte de perder el tiempo).
Por su puesto tardo una hora en responder: “ok dale, hablamos. Ahora estoy en Mardel. Saludos” Saluuuuuudos??!!!!! Cosa más fría que “saludos”, no hay; pero bueno, al menos me había contestado, había accedido a una charla, algo de interés tiene. Como la enojada de esta historia soy yo, no quiero dejar chance de que en algún momento yo dude acerca de si él estará esperando que lo contacte o no, la idea fue tirarle la pelota a él para ver qué hace, y lo comprometí: “bueno, avisame cuando puedas”…
Me tranquilice… me quede contenta. El resultado había sido bueno. La propuesta de la charla era lo ideal, charla en la cual yo le tengo que contar qué quiero todo con él y él me va a tener que decir en la cara que no quiere lo mismo que yo o me puede sorprender, pero las cosas van a tener que quedar sí o sí claras… Me depilé, hacía mucho que no lo hacía (soy una asquerosa), desde la última vez que lo vi, y tiene que ver con un estado de animo, para mi funciona así. Soy fiaca para la depilación, si no tengo en vista un encuentro sexual o parecido me cuesta mucho, salvo que sea muy desastroso lo mío. Me bañé y salí, a emborracharme, pero esta vez con amigos.
Paso el domingo, y llegó el lunes. Estaba ansiosa y segura que me iba a contactar cual desesperado recién llegado de Mar del Plata. En mi cabeza y en un Word que tengo en esta compu está todo el discursito armado para decirle. Estoy preparadísima. Pero el lunes pasó y lo justifique: debe haber llegado cansado el domingo, salió de trabajar y está muerto pobre…
Una de mis mejores amigas está casada con el mejor amigo de él. El martes, día en que yo esperaba que me contacte teniendo en cuenta la reflexión anterior, esta amiga me cuenta que la noche anterior Sebas habló por teléfono con su marido y le contó que estaba volviendo en ese momento de Mar del Plata, por lo cual el justificativo pasó de lunes a martes… Y hoy ya es miércoles… y ya no hay justificativo que valga, salvo que lo haya pensado mejor y haya decidido “que no perdamos el tiempo”.
Para colmo de males, esto de los 30 me hizo suponer que me vendría bien un corte de pelo. Un cambio de look para acompañar una supuesta nueva actitud… me quedó horrible!!! Jajajaja. Alguna buena????